Los Sosa Castelán parecen no aprender de sus errores pasados. En lugar de obtener simpatía, sus lamentos en San Lázaro les acarrean más problemas. Recordemos cuando Gerardo Sosa Castelán, líder del Grupo Universidad, se presentó en la Cámara de Diputados en marzo de 2019 como presidente del Patronato de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), justo cuando surgieron acusaciones de desvíos millonarios de fondos de la institución. Meses después, acabaría tras las rejas.

Ahora, su hermano Damián Sosa sigue el mismo camino, buscando oportunidades políticas. Sin embargo, ¿de dónde saca la idea de que el gobierno estatal puede influir en las elecciones? Esta responsabilidad recae en el Instituto Nacional Electoral y, en casos específicos, en los institutos estatales.

Además, afirma que su grupo no compra concesiones ni candidaturas, pero pretenden ganar bajo las siglas del PT. Entonces, ¿por qué recurren a San Lázaro a pedir oportunidades, como su hermano antes de su arresto?

En su discurso, Damián insinúa que Morena no valoró adecuadamente a su grupo, justificando así su cambio al PT. ¿Realmente piensa que la gente en la CDMX no conoce su historial? En Hidalgo, su reputación está clara.

Damián también acusa al gobierno estatal de actuar contra el PT, pero sus argumentos son débiles. No menciona los 60 millones de pesos presuntamente entregados al PT, incluyendo a miembros del Grupo Universidad.

Para políticos como Damián Sosa, obtener un cargo electoral es crucial para protegerse legalmente. Sin embargo, en Hidalgo saben que han manipulado los presupuestos de la universidad a su antojo.

Es importante preguntarle al PT qué cualidades ven en Damián Sosa, ya que su reputación no lo respalda. Al final, ¿por qué dar tanto peso a una supuesta intervención oficial si pretenden ganar por sí mismos? En las encuestas, el PT parece ser políticamente insignificante.